¿Qué hacer cuando un anciano no quiere estar en la residencia?

¿Qué hacer cuando un anciano no quiere estar en la residencia?

Puede llegar un momento de la vida en la que un ser querido necesite una serie de cuidados que, por desgracia, no le puedas proporcionar en el entorno de tu hogar. Es entonces cuando no queda otro remedio que pensar en la residencia y en la forma en la que, en ella, esa persona dependiente podría disfrutar de una buena calidad de vida.

¿Pero qué hacer cuando un anciano no quiere estar en la residencia? Es algo bastante frecuente y una situación que no resulta agradable, pero a la cual hay que enfrentarse. Te recomendamos tomar buena nota de los consejos que vamos a compartir contigo y que quizá podrían ayudarte en este duro momento.

¿Qué hacer cuando un anciano no quiere estar en la residencia?

Encontrar una solución no es fácil. Podemos dividir las acciones a tomar entre buscar opciones para que el anciano acabe aceptando entrar en la residencia o la búsqueda de una alternativa, como puede ser encontrar la manera de que se quede en casa. Exploremos ambas posibilidades.

¿Cómo conseguir que entre en la residencia?

Es importante dialogar con el anciano y que no se quede excluido de la decisión.

La comunicación es fundamental, así como hacerle ver la realidad de una situación que es muy posible que no tenga ningún otro tipo de solución.

Conseguir llegar a un estado en el cual todos los miembros de la familia están de acuerdo con la decisión, ayudará a que el proceso resulte más sencillo. Resulta recomendable poner en valor los aspectos positivos de la residencia.

Conseguir que anciano entre a la residencia

Por ejemplo, la capacidad que tiene este lugar de proporcionar unos servicios personalizados al anciano, como pueden ser masajes, fisioterapia y cualquier otro tipo de programa que pueda necesitar. Eso le ayudará a ver que la calidad de vida que tendrá en la residencia será realmente elevada y beneficiosa para él.

No hay que restar importancia a las actividades dirigidas a su rango de edad de las que podría disfrutar en la residencia, así como a la posibilidad de conocer nuevas personas. Hay ancianos que se lo pasan muy bien en la residencia porque pueden pasar el tiempo con personas de su edad, revivir historias y compartir aficiones que, en su entorno familiar, no suelen ser comunes.

¿Y si el anciano no ingresa en la residencia?

¿Y si el anciano no ingresa a la residencia?

Esta es la otra posibilidad. Es posible que, hablando y analizando los pros y los contras, se llegue a la conclusión de que la residencia no es el mejor lugar para el anciano. Eso significaría que, en contraposición a esa idea, se impondría la de que se fuera a vivir con un familiar, como un hijo o un sobrino.

Por supuesto, este tipo de situación también se tendría que afrontar con cambios y aspectos a tener en cuenta.Por ejemplo, una de las cosas de las que habría que preocuparse sería del lugar en el que dormiría esta persona mayor.

No puede ser una cama normal y corriente, sino que se recomendaría que fuera una cama articulada, un somier que le permitiera cambiar entre distintas posiciones para estar siempre cómodo. En el caso de tener necesidades especiales de movimiento, esta sería una buena manera de facilitarle el día a día.

También habría que hacer algunos cambios en la casa, como instalar un sistema de sujeción en la ducha, para tener la seguridad de que no se caería. A lo largo del hogar sería necesario hacer otros ajustes que permitan que el anciano se pueda mover con comodidad, así como comprar una butaca en la que se pudiera sentar cómodamente para ver la televisión o leer el periódico.

Tanto la residencia como la convivencia familiar, son buenas opciones para cualquier anciano. Solo hay que buscar lo que sea más recomendable en cada uno de los casos.

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